lunes, 1 de septiembre de 2014

VUELVE SEPTIEMBRE

Y ayer por la noche, cual Johnny Weissmüller o Pepe Potamo, según prefiera el consumidor, lanzamos como todos los años, mejor dicho, reconozcámoslo, como todos los fines de semana, nuestro famoso e hiperhuracanado grito:

¡NO QUIEEEEEEEEROOOOOOOO IR AL 
COLEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE! 



Ya en serio, en estas fechas y en mayo, pienso en el recorrido que vamos a hacer o hemos hecho, las nuevas experiencias, y me acuerdo del eterno viajero, de Ulises, que intenta volver a su patria, a Ítaca. Hay tres poemas sobre Ítaca, que siempre me han llamado la atención; dos de ellos son de dos maestros, el otro de un amigo.

VIAJE A ITACA, DE KAVAFIS

Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.

Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.

Ten siempre a Itaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.

Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas.



PEREGRINO, DE LUIS CERNUDA

¿Volver? Vuelva el que tenga,
tras largos años, tras un largo viaje,
cansancio del camino y la codicia
de su tierra, su casa, sus amigos,
del amor que al regreso fiel le espere.
          
Mas ¿tú? ¿volver? Regresar no piensas,
sino seguir libre adelante,
disponible por siempre, mozo o viejo,
sin hijo que te busque, como a Ulises,
sin Ítaca que aguarde y sin Penélope.
          
Sigue, sigue adelante y no regreses,
fiel hasta el fin del camino y tu vida,
no eches de menos un destino más fácil,
tus pies sobre la tierra antes no hollada,
tus ojos frente a lo antes nunca visto.


A ÍTACA VOLVÍ, DE SERGIO BORAO LLOP

A Ítaca volví; fue mi destino. 
Largo tiempo vagué sin otra idea 
que retornar a sus doradas costas.
Hubo noches de fiebre, dolorosas heridas,
desesperadas horas de silencio. 

Es cierto, sí, que padecí la cólera
del feroz Poseidón y del exilio;
que velé eternas noches para no perecer. 
Mas al fin regresé: fue mi destino. 

Atrás quedaron cíclopes y cantos de sirena;
lejos ya en la memoria,La divina Calipso,
la funesta Caribdis y Circe, la hechicera. 
Pero hay atardeceres melancólicos
que me traen aromas de ese tiempo;
mirando al horizonte y al pasado
siento el ardor del viejo navegante. 

A Ítaca volví; fue mi destino.
Mas hoy siento nostalgia de la espuma
del viento, de la sal, de la resaca...



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