El trabajo de
enseñar y organizar a los demás recayó naturalmente sobre los cerdos, a quienes
se reconocía en general como los más inteligentes de los animales.
Elementos
prominentes entre ellos eran dos cerdos jóvenes que se llamaban Snowball y
Napoleón, a quienes el señor Jones estaba criando para vender. Napoleón era un
verraco grande de aspecto feroz, el único cerdo de raza Berkshire en la granja;
de pocas palabras, tenía fama de salirse siempre con la suya. Snowball era más
vivaz que Napoleón, tenía mayor facilidad de palabra y era más ingenioso, pero
lo consideraban de carácter más débil. Los demás puercos machos de la granja
eran muy jóvenes. El más conocido entre ellos era uno pequeño y gordito que se
llamaba Squealer, de mejillas muy redondas, ojos vivarachos, movimientos ágiles
y voz chillona. Era un orador brillante, y cuando discutía algún asunto difícil,
tenía una forma de saltar de lado a lado moviendo la cola que le hacía muy
persuasivo. Se decía de Squealer que era capaz de hacer ver lo negro, blanco.
Estos tres
habían elaborado, a base de las enseñanzas del Viejo Mayor, un sistema completo
de ideas al que dieron el nombre de Animalismo.
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Snowball y
Napoleón explicaron que, mediante sus estudios de los últimos tres meses,
habían logrado reducir los principios del Animalismo a siete Mandamientos.
Esos siete
Mandamientos serían inscritos en la pared; formarían una ley inalterable por la
cual deberían regirse en adelante, todos los animales de la «Granja Animal».
Los Mandamientos fueron escritos sobre la pared alquitranada con letras
blancas, y tan grandes, que podían leerse a treinta yardas de distancia. La
inscripción decía así:
LOS SIETE MANDAMIENTOS
1.
Todo lo que camina sobre dos pies es un enemigo.
2.
Todo lo que camina sobre cuatro patas, o tenga
alas, es un amigo.
3.
Ningún animal usará ropa.
4.
Ningún animal dormirá en una cama.
5.
Ningún animal beberá alcohol.
6.
Ningún animal matará a otro animal.
7.
Todos los animales son iguales.
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También se
descubrió que los más estúpidos como las ovejas, las gallinas y los patos eran
incapaces de aprender de memoria los siete mandamientos. Después de mucho
meditar, Snowball declaró que los siete mandamientos podían reducirse a una
sola máxima expresada así:
«¡Cuatro patas sí, dos pies no!».
Esto, dijo, contenía el principio esencial del
Animalismo. Quien lo hubiera entendido a fondo estaría asegurado contra las
influencias humanas. Al principio, las aves hicieron ciertas objeciones pues
les pareció que también ellas tenían solamente dos patas; pero Snowball les demostró
que no era así.
—Las alas de
un pájaro —explicó— son órganos de propulsión y no de manipulación. Por lo
tanto deben considerarse como patas. La característica que distingue al hombre
es la «mano», útil con el cual comete todos sus desafueros.
Las aves no
acabaron de entender la extensa perorata de Snowball pero aceptaron sus
explicaciones y hasta los animales más insignificantes se pusieron a aprender
la nueva máxima de memoria.
«¡Cuatro patas
sí, dos pies no! » fue inscrita en la pared del fondo del granero, encima de
los siete mandamientos y con letras más grandes.
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Versión renovada
LOS SIETE MANDAMIENTOS
1. Todo lo que camina sobre dos pies no es
siempre un enemigo.
2. Todo lo que camina sobre cuatro patas, o
tenga alas, es un amigo.
3. Ningún animal usará ropa, salvo los cerdos.
4. Ningún animal dormirá en una cama con
sábanas
5. Ningún animal beberá alcohol en exceso.
6. Ningún animal matará a otro animal sin
motivo.
7. Todos los animales son iguales.
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Versión definitiva
ÚNICO MANDAMIENTO
TODOS LOS ANIMALES
SON IGUALES,
PERO ALGUNOS ANIMALES
SON MÁS IGUALES QUE OTROS.
Que se resume en la siguiente
máxima:
«¡Cuatro patas sí, dos patas mejor! »
George
Orwell, Rebelión en la Granja
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