Aquellos días encontraba justificación para
cualquier cosa. Cuando mis padres vieran las notas seria horrible, pero de
momento vivía en una nube. Siempre había sido buena estudiante, así que no me
preocupaba demasiado: ya lo arreglaría. De lo que no quería privarme -¡de
ningún modo!- era de vivir aquella montaña rusa de sentimientos que de pronto
había aparecido en mi vida.
Me estaba pasando algo muy importante.
Tal vez tendría consecuencias, pero deberían
asumirlas. Yo ya lo había hecho.
¿0 tal vez alguien cree que cuando un huracán de
fuerza cinco pasa por tu vida deja algo en su lugar?
Mi huracán de fuerza cinco se llamaba Marcelo y era
un fantasma. Quiero decir que no era -aún- un ser de carne y hueso. Era un ser
virtual, que vivía dentro de mi cabeza y de mi ordenador.
Le conocí de una manera muy curiosa: gracias a un
libro que tomé en préstamo en la biblioteca municipal. Era una recomendación de
la profesora de filosofía que servía para subir nota: El guardián entre el centeno,
de un tal J. D. Salinger. La bibliotecaria me lo entregó junto a un punto
de libro donde se leía: «Comparte tu lectura con otros jóvenes como tú en el
fórumlector de nuestra página web». Me pareció buena idea echarle un vistazo.
Para ver de qué iba y al menos saber qué opiniones les merecía a los demás.
Entré en el fórum aquella misma noche. Husmeé aquí y
allá, en busca de opiniones interesantes. Entonces tropecé con esto:
¿Pensáis que un libro puede cambiaros la vida? Yo antes habría
dicho que no sin ni siquiera pensarlo. Pero este libro me ha hecho cambiar de
opinión. Me lo he leído un montón de veces y cada vez me pregunto cómo se las
ingenió el autor, ese Salinger, para escribir exactamente las cosas que yo a
veces pienso o siento. Punto por punto, sin olvidar nada. Os prometo que da un
poco de miedo. Me gustaría mucho ser amigo del autor para llamarle por teléfono
e invitarle a una cerveza. Le diría: «Yo soy el nuevo Holdert Caulfield. Un
caso perdido, como él. Yo también estoy un poco loco a veces. También estoy convencido
de que casi siempre es mejor no contarle nada a nadie, porque la gente nunca te
entiende en realidad». También me gustaría hacerle algunas preguntas. Por
ejemplo: «¿Ese Caufield del libro eres tú? ¿Todo eso que cuentas ha ocurrido en
realidad? Porque si ha ocurrido comprendería por qué parece tan real. Si no, la
verdad es que no sé cómo lo has hecho, tío, en serio». Venga, ya termino. Este
libro es una pasada, hacedme caso. Es el único consejo que pienso daros en toda
mi vida.
Aquel mensaje en el fórum despertó mi curiosidad, y
eso que entonces aún no sabía que El
guardián entre el centeno es una novela muy famosa, que podría resumirse
más o menos así: un tío que está colgado hace un montón de estupideces en
NuevaYork después de ser expulsado del instituto por holgazán y problemático.
Es algo así como la obra maestra de su autor, que también debió de estar un
poco colgado, creo yo. Esta novela le hizo rico. Ahora ya está muerto, pero el
libro sigue teniendo miles de lectores todos los años.
Me lo llevé a la cama y comencé a leerlo. Cuando
miré la hora era medianoche y ya iba casi por la mitad. ¡Todo un récord! Estaba
en aquella escena en que Holden recibe a Sunny en la habitación del hotel,
página 103. ¡Me tenía completamente enganchada! Igual porque era lo más fuerte
que había leído hasta entonces.
Al día siguiente regresé al fórum virtual de la
biblioteca y busqué el comentario que me había inspirado semejante maratón de
lectura. En realidad, buscaba el correo electrónico de su autor. Encontré su
ficha, con algunos datos. Edad: 17. Instituto: Ricard Salvat. Correo: HoldenCaulfield@...
¡Por supuesto! No podía ser otro. El nombre del protagonista desgraciado, como
él había escrito. Sonreí al leerlo. Le comprendí un poco.
Escribí un mensaje de inmediato:
Hola, caso perdido. Solo te escribo para decirte que gracias a tu
recomendación anoche empecé a leer El guardián entre el centeno y estoy
superenganchada.. Creo, a diferencia de ti, que a mí no me gustaría nada
conocer a su autor y aún menos al desastre del protagonista. Me cae bastante mal
él Caulfield este y voy ya por la página 103. También me da un poco de miedo.
¿Por qué dices que te pareces a él? Ya sé que dices que no merece la pena
explicar nada a nadie, pero a mí me gustaría que lo hicieras porque de verdad
me interesa saberlo. Espero que me contestes, Holden. Abrazos, Xenia.
¿Verdad que es una manera completamente idiota de
comenzar una historia? La vida a veces es completamente idiota.
Care Santos, Mentira
PREMIO EDEBE DE LITERATURA JUVENIL 2015
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