La Europa
turbulenta de los años treinta y cuarenta del siglo XX es el escenario de las
andanzas de Lorenzo Falcó, ex contrabandista de armas, espía sin escrúpulos,
agente de los servicios de inteligencia. Durante el otoño de 1936, mientras la
frontera entre amigos y enemigos se reduce a una línea imprecisa y peligrosa,
Falcó recibe el encargo de infiltrarse en una difícil misión que podría cambiar
el curso de la historia de España. Un hombre y dos mujeres -los hermanos
Montero y Eva Rengel- serán sus compañeros de aventura y tal vez sus víctimas.
Su misión, introducirse en la zona roja, preparar desde Cartagena el asalto a
la cárcel de Alicante y liberar a un ilustre prisionero, José Antonio Primo de
Rivera.
La
última novela de Arturo Pérez-Reverte es ágil, con una prosa sencilla, sin
adornos, dando prioridad a la acción sobre la reflexión, siguiendo las pautas
de la novela clásica de aventuras o la de espías, lo que hace que algún momento
la trama sea previsible (recordad, que por historia, sabemos el final), pero no
nos importa, queremos saber lo que va a ocurrir a continuación y cómo se va a
torcer la misión (¿hay un traidor? ¿quién es? ¿quién no quiere que se lleve a
cabo la operación? ¿por qué?).
Falcó,
en cierta manera, nos recuerda a Alatriste, pues sobrevive aceptando encargos
en la España de los años 30 e intenta mantener sus reglas a toda costa (este trabajo sería insoportable si no
hubiera en él ciertas retorcidas reglas. Quizá no sean reglas convencionales,
ni siquiera dignas, pero son las nuestras. Aunque la principal de todas sea,
precisamente, la aparente ausencia de reglas), pero también es un personaje que se acerca a esos
detectives de los puips o de la novela negra clásica estadounidense por su amoralidad
(el único comentario de Falcó al
plantearle lo del golpe militar había sido: «¿Estamos a favor o en contra?»).
Os
dejo con la entrevista con la entrevista que le hicieron a Arturo Pérez-Reverte en el
programa Página Dos de TVE2
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