Nuestro
Dragón no devora a las niñas que se lleva, digan lo que digan las historias que
cuentan fuera del valle. A veces las oímos en boca de los viajeros que vienen y
van. Hablan como si estuviéramos haciendo sacrificios humanos, y como si él
fuese un dragón de verdad. Por supuesto que tal cosa no es cierta: por muy mago
e inmortal que sea, sigue siendo un hombre, y nuestros padres se unirían y lo
matarían si quisiera comerse a una de nosotras cada diez años. Él nos protege
contra el Bosque, y nosotros se lo agradecemos, pero no tanto.
No, en
realidad no las engulle; sólo da esa sensación. Se lleva a una muchacha a su
torre y diez años después la deja marchar, pero para entonces la joven es
alguien distinto. Sus ropas son demasiado elegantes, habla como una cortesana y
ha estado diez años viviendo con un hombre a solas, así que, por supuesto, se
ha echado a perder, por mucho que todas las chicas digan que él jamás les ha
puesto la mano encima. ¿Qué otra cosa podrían decir? Y eso no es lo peor... Al
final, cuando las deja marchar, el Dragón les entrega una bolsa llena de plata
a modo de dote para que cualquiera esté encantado de casarse con ellas, perdidas
o no.
Pero ellas no
desean casarse con nadie. Ni siquiera se quieren quedar.
Naomi Novik , Un Cuento Oscuro
PREMIO LOCUS 2016
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