domingo, 14 de junio de 2015

84 CHARING CROSS ROAD

Enviado por María, B2C

En octubre de 1949, Helene Hanff, una joven escritora desconocida, envía una carta desde Nueva York a Marks & Co., la librería situada en el 84 de Charing Cross Road, en Londres. Apasionada, maniática, extravagante y muchas veces sin un duro, la señorita Hanff le reclama al librero Frank Doel volúmenes poco menos que inencontrables que apaciguarán su insaciable sed de descubrimientos. Veinte años más tarde, continúan escribiéndose, y la familiaridad se ha convertido en una intimidad casi amorosa.

Esta correspondencia excéntrica y llena de encanto es una pequeña joya que evoca, con infinita delicadeza, el lugar que ocupan en nuestra vida los libros... y las librerías. 84, Charing Cross Road pasó casi inadvertido en el momento de su publicación, pero desde la década de los setenta se ha convertido en un verdadero libro de culto a ambos lados del Atlántico.

Contar una historia a través de la correspondencia entre los personajes es un recurso que se ha utilizado mucho y muy bien antes de esta novela, pero lo que es verdaderamente genuino de este libro, lo que le diferencia del resto es que aunque es una novela en el sentido de que cuenta una historia, es una colección de cartas reales escritas con fines no literarios, y aun así funciona a la perfección desde el punto de vista narrativo.
Hay en esas páginas toda una trama que es la evolución individual y conjunta de los personajes, el nacimiento y desarrollo a través de los libros de una profunda amistad entre dos personas que no llegaron a conocerse y el ambiente de una época relativamente cercana pero a la vez tan radicalmente diferente de la nuestra. Sea lo que sea lo que hace funcionar a este libro, es lo suficientemente poderoso como para funcionar igualmente en cine (los papeles principales los interpretaron Anne Bancroft y Anthony Hopkins), así como en el teatro. Y es que hay algo entrañablemente hermoso en un libro viejo como vínculo de unión entre dos personas.

Veamos a los principales personajes:

Helene Hanff es una joven escritora excéntrica, maniática y desconocida que escribe guiones para la televisión y que malvive en un pisito de Nueva York. Mujer con gran corazón va enriqueciendo la amistad con Frank, su familia y otros empleados y gente de Londres con su gran carisma y con pequeños detalles como unas medias de nailon que envía a Nora y a las pequeñas hijas de Frank. Tiene bastante genio y utiliza muy bien la ironía y la broma para “regañar” a Frank por su tardanza con los pedidos. Entre ellos va surgiendo una especie de “amor platónico” que no se puede realizar porque Helene no llega a tener la oportunidad de conocerle en persona.

Frank Doel es un librero inglés, educado y puntilloso, casado en su segundo matrimonio con Nora, y padre de dos hijas. Es un hombre muy formal y comprometido con su trabajo. Llega a tener una gran estima y cariño hacia Helene como se puede llegar a mostrar en algunas cartas.

Es una historia que no conocía de nada, ni si quiera había oído hablar sobre la película que David Hugh Jones dirigió, y sin embargo, me ha sorprendido como durante veinte años dos personas totalmente desconocidas continúan manteniendo el contacto y la amistad que surge entre ellos.

Me imaginaba a Helene, la protagonista, como una chica muy extrovertida. un tanto rara y despistada pero con un gran corazón. A pesar de que su trabajo como guionista no le da apenas para comer, decide mandar canastos con alimentos para Frank, su familia y los empleados. Grandes detalles por su parte que hacen que vaya surgiendo el cariño y la amistad entre ellos. El estilo de Helene contrasta con el que al principio muestra Frank, una persona formal y comprometida con su trabajo.

Es un libro que se lee muy rápido y al ser pequeñas cartas, entretiene y es muy curioso. Te vas fijando en las fechas de cada una de las cartas y pese, al paso del tiempo (días e incluso bastantes meses), parecen escritas de un día para otro.

El final fue totalmente desconcertante y un duro golpe. En ningún momento te esperas que uno de los protagonistas muera. Las palabras de agradecimiento de la familia y amigos a Helene son muy emotivas. Tras esto, apenas hay más cartas y sientes la necesidad de encontrar en algún sitio recóndito más cartas guardadas que continúen con esta historia. 

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