Enviado
por Sergio
Espero poder confiártelo todo
como aún no lo he podido hacer con nadie, y espero que seas para mí un gran
apoyo.
Con
estas palabras comenzaba Ana Frank su diario, que Ari Folman y David
Polonsky, han adaptado al cómic. Se trata de una de las obras más
populares —y trágicas— de la historia contemporánea: el relato juvenil del
encierro en Holanda de una familia judía que trata de salvarse del nazismo.
Tras la
invasión de Holanda, la familia Frank se ocultó de la Gestapo en una buhardilla
anexa al edificio donde el padre de Anne tenía sus oficinas. Allí permaneció
recluida desde junio de 1942 hasta agosto de 1944, fecha en que sus miembros
fueron detenidos y enviados a campos de concentración. En ese lugar y en las
más precarias condiciones, Anne, una niña de trece años, escribió su
estremecedor Diario: un testimonio único sobre el horror y la barbarie nazi, y
sobre los sentimientos y experiencias de la propia Anne y sus acompañantes.
Los autores
han querido adoptar el punto de vista de Ana, que se basaba en utilizar el
sentido del humor y la capacidad de observación aun en las condiciones más
horribles que se puede uno imaginar. Su trabajo se ha orientado en encontrar el
lenguaje adecuado sin hacer concesiones al texto original. Para ello tuvieron
que sintetizar y recurrir a imágenes fantásticas u oníricas, con el objetivo de
abarcar todos los temas que refleja Ana Frank en su diario. Por ejemplo, la
treintena de páginas dedicadas a la relación entre Ana y su hermana, Margot, se
resumen en una sola en la que una serie de retratos yuxtapuestos de ambas, sin
texto, muestran las diferencias abismales de carácter entre ambas. Les parecía
inconcebible que una chiquilla de 13 años tuviera una mirada de tal madurez,
tal poesía y tal lirismo sobre el mundo que la rodeaba, y que hubiera logrado
expresarlo en textos concisos que desbordaban compasión, humor y una lucidez
raramente vista en adultos, y menos en niños.
El resultado:
150 páginas de viñetas de línea clara que condensan las 300 páginas del diario
de Ana Frank, esos dos años que ella y su familia pasaron escondidos en una
buhardilla hasta que fueron delatados y detenidos por la policía alemana. Las
ilustraciones a veces exageran el texto, lo hacen emocionalmente tangible y
retratan lo que Ana Frank escribía entre líneas.
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