Eduardo
Mendoza ha sido galardonado con el Premio Cervantes 2016, “porque, con
la publicación en 1975 de La verdad sobre el caso Savolta,
inaugura una nueva etapa de la narrativa española en la que se devolvió al
lector el goce por el relato y el interés por la historia que se cuenta, que ha
mantenido a lo largo de su brillante carrera como novelista. Eduardo Mendoza,
en la estela de la mejor tradición cervantina, posee una lengua literaria llena
de sutilezas e ironía, algo que el gran público y la crítica siempre supieron
reconocer, además de su extraordinaria proyección internacional.”
La
verdad sobre el caso Savolta (Premio de la Crítica 1975), donde utiliza
diferentes
discursos y estilos narrativos, es considerada como la primera
novela posfranquista. Mendoza
utiliza las estructuras narrativas de la novela policíaca para describir los conflictos sociales en la Barcelona de los años del pistolerismo (1917-1919). El autor da la espalda a la generación experimentalista y pide volver al arte de contar, al esquema narrativo de la intriga, y al recurrir a la estructura de la novela policíaca para esbozar una situación social muestra su gusto por mezclar géneros novelescos, como lo podemos ver en muchas de sus obras. Esta novela significa aire fresco en la narrativa española. No sólo supone la revalorización de la intriga, sino la búsqueda de un perfil distinto y progresivamente paródico de novela histórica que se corresponde con el reencuentro de la trama. Los elementos narrativos utilizados son múltiples, aunque simples. Mendoza se sirve con soltura del diálogo; pero también del relato en primera o tercera persona, descripción objetiva, interrogatorio policial, cartas, artículos periodísticos: un amplio abanico de recursos que diversifica las formas, multiplicándolas, atenta a la aventura, alejándose al tiempo del realismo y del experimentalismo.
utiliza las estructuras narrativas de la novela policíaca para describir los conflictos sociales en la Barcelona de los años del pistolerismo (1917-1919). El autor da la espalda a la generación experimentalista y pide volver al arte de contar, al esquema narrativo de la intriga, y al recurrir a la estructura de la novela policíaca para esbozar una situación social muestra su gusto por mezclar géneros novelescos, como lo podemos ver en muchas de sus obras. Esta novela significa aire fresco en la narrativa española. No sólo supone la revalorización de la intriga, sino la búsqueda de un perfil distinto y progresivamente paródico de novela histórica que se corresponde con el reencuentro de la trama. Los elementos narrativos utilizados son múltiples, aunque simples. Mendoza se sirve con soltura del diálogo; pero también del relato en primera o tercera persona, descripción objetiva, interrogatorio policial, cartas, artículos periodísticos: un amplio abanico de recursos que diversifica las formas, multiplicándolas, atenta a la aventura, alejándose al tiempo del realismo y del experimentalismo.
Dos de los personajes
de esta novela generarán otros personajes mendocianos: así, el protagonista
Javier Miranda sirve de modelo para Onofre Bouvila (La ciudad de los prodigios,
1986, considerada su obra cumbre y ganadora de varios premios nacionales e
internacionales), pues ambos llegan a Barcelona en busca de oportunidades que
no encontraban en su tierra. Nemesio Cabra Gómez nos recuerda al antihéroe
anónimo, señor X, ese loco interno en un manicomio y adicto a la Pepsi-Cola que
dará origen a una saga (El misterio de la cripta embrujada, una parodia con momentos hilarantes que mezcla
rasgos de la novela negra con la gótica, El Laberinto de las aceitunas, La aventura
del tocador de señoras, El enredo de la bolsa y la vida, El secreto de la
modelo extraviada); ambos personajes, Nemesio Cabra Gómez y el señor X,
asiduos de manicomios y conocedores de las zonas marginales de la sociedad, se
ven sometidos a una manipulación por parte de la policía que trata de resolver
crímenes misteriosos.
En 1986
publica La ciudad de los prodigios, novela en la que se muestra la
evolución social y urbana de Barcelona entre las dos exposiciones universales
de 1888 y 1929. No es una novela histórica al uso, como ya advierte su autor en
el prólogo, sino una transcripción de la memoria colectiva de una generación de
barceloneses. El hilo conductor de toda la trama es Onofre Bouvila,
representante del ideario colectivo de las clases sociales más bajas. Es un
joven de origen humilde que, gracias a sus propios esfuerzos, se convierte en
uno de los hombres más ricos e influyentes no sólo de Cataluña sino de toda
España: un personaje sórdido y cruel, sin escrúpulos, que atesora poder y
bienes gracias a sus maniobras inteligentes pero también salvajes. La historia
de Onofre Bouvila estará fuertemente influida por la aparición en ella de tres
mujeres. Una pitonisa le dirá que una lo haría rico, otra lo encumbraría y otra
lo haría feliz. Son estas tres mujeres las que directa o indirectamente
aportarán a Onofre los instrumentos necesarios para ascender social y
económicamente, las que influirán en su formación como personaje, las que
crearán en torno a él un mundo completo y complejo.
En 1991 comienza
a publicar en el diario El País una historia por entregas de un extraterrestreSin noticias de Gurb, novela
humorística que relata la búsqueda de un extraterrestre (Gurb) que ha
desaparecido, tras adoptar la apariencia de Marta Sánchez, en Barcelona. El
narrador es otro alienígena que sale en pos de Gurb, que va cambiando su
apariencia a medida que avanza la trama, pasando a ser personajes como Miguel
de Unamuno, Paquirrín, el duque de Kent o Alfonso V de León, y cuyo diario
constituye la guía de la narración. El protagonista comienza la historia con
unas ideas y objetivos que van cambiando a la vez que él cambia para adaptarse
a la forma de vida del planeta. La naturaleza de este relato es la sátira y la
paradoja. El autor convierte a la ciudad absurda y cotidiana en el escenario de
una carnavalada que revela el verdadero rostro del ser humano urbano actual y
la acelerada conciencia artística del escritor. Aquí tenéis el comienzo de esta
novela
que aterriza en la Barcelona previa a los Juegos Olímpicos de 1992, que se publicó como novela bajo el título de
que aterriza en la Barcelona previa a los Juegos Olímpicos de 1992, que se publicó como novela bajo el título de
DÍA 9
00.01 (hora local) Aterrizaje efectuado sin dificultad. Propulsión
convencional (ampliada). Velocidad de aterrizaje: 6.30 de la escala
convencional (restringida). Velocidad en el momento del amaraje: 4 de la escala
Bajo-U 1 0 9 de la escala Molina-Calvo. Cubicaje: AZ-0.3. Lugar de aterrizaje:
63Ω (IIβ) 28476394783639473937492749. Denominación local del lugar de
aterrizaje: Sardanyola.
07.00 Cumpliendo órdenes (mías) Gurb se prepara para tomar contacto con
las formas de vida (reales y potenciales) de la zona. Como viajamos bajo forma
acorpórea (inteligencia pura-factor analítico 4800), dispongo que adopte cuerpo
análogo al de los habitantes de la zona. Objetivo: no llamar la atención de la
fauna autóctona (real y potencial). Consultado el Catálogo Astral Terrestre
Indicativo de Formas Asimilables (CATIFA) elijo para Gurb la apariencia del ser
humano denominado Marta Sánchez.
07.15 Gurb abandona la nave por la escotilla 4. Tiempo despejado con
ligeros vientos de componente sur; temperatura, 15 grados centígrados; humedad
relativa, 56 por ciento; estado de la mar, llana.
07.21 Primer contacto con habitante de la zona. Datos recibidos por
Gurb: Tamaño del ente individualizado, 170 centímetros; perímetro craneal 57
centímetros; número de ojos, dos; longitud del rabo, 0.00 centímetros (carece
de él). El ente se comunica mediante un lenguaje de gran simplicidad
estructural, pero de muy compleja sonorización, pues debe articularse mediante
el uso de órganos internos. Conceptualización escasísima. Denominación del
ente, Lluc Puig i Roig (probable recepción defectuosa o incompleta). Fundación
biológica del ente: profesor encargado de cátedra (dedicación exclusiva) en la
Universidad Autónoma de Bellaterra. Nivel de mansedumbre, bajo. Dispone de
medio de transporte de gran simplicidad estructural, pero de muy complicado
manejo denominado Ford Fiesta.
07.23 Gurb es invitado por el ente a subir a su medio de transporte.
Pide instrucciones. Le ordeno que acepte el ofrecimiento. Objetivo fundamental:
no llamar la atención de la fauna autóctona (real y potencial).
07.30 Sin noticias de Gurb.
08.00 Sin noticias de Gurb.
09.00 Sin noticias de Gurb.
12.30 Sin noticias de Gurb.
20.30 Sin noticias de Gurb.
DÍA 10
07.00 Decido salir en busca de Gurb. Antes de salir oculto la nave para
evitar reconocimiento e inspección de la misma por parte de la fauna autóctona.
Consultado el Catálogo Astral, decido transformar la nave en cuerpo terrestre
denominado vivienda unifamiliar adosada, calef. 3 dorm. 2 bñs. Terraza. Piscina
comunit. 2 plzs. Pkng. Máximas facilidades.
07.30 Decido adoptar la apariencia de ente humano individualizado.
Consultado Catálogo, elijo el conde-duque de Olivares.
08.00 Me naturalizo en lugar denominado Diagonal-Paseo de Gracia. Soy
arrollado por autobús número 17 Barceloneta-Vall d’Hebrón. Debo recuperar la
cabeza, que ha salido rodando de resultas de la colisión. Operación dificultosa
por la afluencia de vehículos.
08.01 Arrollado por un Opel Corsa.
08.02 Arrollado por una furgoneta de reparto.
08.03 Arrollado por un taxi.
08.04 Recupero la cabeza y la lavo en una fuente pública situada a
pocos metros del lugar de la colisión. Aprovecho la oportunidad para analizar
la composición del agua de la zona: hidrógeno, oxígeno y caca.
En el 2010,
consigue el Premio Planeta con Riña de gatos: Anthony Whitelands,
un inglés
loco por la pintura de Velázquez, viaja a España, para llevar a cabo la tasación de una colección de cuadros propiedad del marqués de la Igualada; Anthony no lo duda, porque podrá volver a pasear por las calles de Madrid, y volver a visitar el Museo del Prado, su rincón favorito. Como Anthony viaja a España en vísperas de nuestra Guerra Civil, se encuentra un Madrid con un ambiente un tanto enrarecido por la actual situación política. Cuando por fin tiene ocasión de examinar uno de los cuadros para proceder a su tasación, Anthony se encuentra nada menos frente a lo que él cree que es una Venus de Velázquez; si consigue verificar la autenticidad de la obra, su prestigio académico subirá como la espuma... Pero Anthony descubre, horrorizado, que en realidad el dueño del cuadro prevé venderlo para financiar a la recién creada Falange Española, cuyo objetivo es adelantarse a los comunistas para organizar una revolución en nuestro país. Así que se le presentará un dilema... Aquí tenéis un fragmento de esta novela:
loco por la pintura de Velázquez, viaja a España, para llevar a cabo la tasación de una colección de cuadros propiedad del marqués de la Igualada; Anthony no lo duda, porque podrá volver a pasear por las calles de Madrid, y volver a visitar el Museo del Prado, su rincón favorito. Como Anthony viaja a España en vísperas de nuestra Guerra Civil, se encuentra un Madrid con un ambiente un tanto enrarecido por la actual situación política. Cuando por fin tiene ocasión de examinar uno de los cuadros para proceder a su tasación, Anthony se encuentra nada menos frente a lo que él cree que es una Venus de Velázquez; si consigue verificar la autenticidad de la obra, su prestigio académico subirá como la espuma... Pero Anthony descubre, horrorizado, que en realidad el dueño del cuadro prevé venderlo para financiar a la recién creada Falange Española, cuyo objetivo es adelantarse a los comunistas para organizar una revolución en nuestro país. Así que se le presentará un dilema... Aquí tenéis un fragmento de esta novela:
Había llegado a Neptuno cuando arreció la
lluvia. No sabiendo dónde refugiarse, ganó en dos zancadas la escalera del
Museo del Prado y se dirigió a la taquilla. Dado lo temprano de la hora y la
escasez de visitantes, la taquillera lo reconoció y, con una amabilidad que en
medio de su desamparo le resultó conmovedora, le dejó pasar sin pedirle una
credencial que también le había sido robada. Ya bajo techo, y todavía
irresoluto sobre el camino a seguir, dejó que sus pasos le llevaran una vez más
a la sala de Velázquez. Iba a ver Las hilanderas, pero al pasar por delante de
Menipo se detuvo en seco, conminado por la mirada de aquel personaje, mitad
filósofo, mitad granuja. Siempre le había parecido extraña la elección del
asunto por parte de Velázquez. En 1640 Velázquez pintó dos retratos, Menipo y
Esopo, destinados a competir en el favor del rey con dos retratos muy parecidos
de Pedro Pablo Rubens, a la sazón en Madrid. Rubens pintó a Demócrito y a
Heráclito, dos filósofos griegos de fama universal. Por el contrario, Velázquez
eligió dos personajes de escasa relevancia, uno de ellos casi desconocido.
Esopo era un fabulista y Menipo un filósofo cínico del que nada seguro ha
llegado hasta nosotros, salvo lo que cuentan Luciano de Samosata y Diógenes Laercio.
Según éstos, Menipo nació esclavo y se afilió a la secta de los cínicos, ganó
mucho dinero por métodos de dudosa rectitud y en Tebas perdió cuanto tenía. La
leyenda refiere que ascendió al Olimpo y descendió al Hades y en los dos
lugares encontró lo mismo: corrupción, engaño y vileza. Velázquez lo pinta como
un hombre enjuto, entrado en años, pero todavía lleno de energía, vestido de
harapos, sin hogar ni posesiones materiales y sin más recursos que su
inteligencia y su serenidad frente a las adversidades. Esopo, su pareja
pictórica, sostiene un grueso libro en la mano derecha, en el que sin duda
están escritas sus célebres aunque humildes fábulas. A Menipo también le
acompaña un libro, pero está en el suelo, abierto y con una página rasgada,
como si todo cuanto se hubiese escrito careciera de interés. ¿Qué habría
querido decir Velázquez al elegir este personaje evanescente, siempre en camino
hacia ninguna meta, salvo el incesante y reiterado desengaño? En aquellos años
Velázquez era justamente lo contrario: un joven artista en busca del
reconocimiento artístico y, sobre todo, del encumbramiento social. Tal vez
pintó a Menipo como advertencia, para recordarse a sí mismo que al final del
camino hacia la cumbre no nos espera la gloria, sino el desencanto.
Inspirado por este pensamiento, el inglés
salió precipitadamente de la sala y del museo, decidido a resolver los
problemas del modo más práctico.
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