12 de octubre.
El día de mi tierra,
de mi ciudad.
Recordándola y
echándola de menos.
El siguiente
fragmento de Juan Bolea me retrotrae
a mi niñez:
EL VICIO DE MI PADRE
En vida, no
tuvo otro vicio reconocido que la lectura de novelas policíacas, y me contagió
su afición. En cuanto tuve edad para husmear por librerías de viejo, me dediqué
a completar sus colecciones.
Vivíamos en
Zaragoza, en la parte vieja y siempre en sombras de El Tubo, cerca del café El
Plata y de la librería de lance de Inocencio Ruiz. Me encantaba esa minúscula
librería, sus desvencijados estantes, respirar el polvo de las cubiertas y
descubrir autores que me hicieran sentir la magia y la emoción de la intriga.
Por respeto a
mamá, que siempre tenía jaqueca, nuestras lecturas eran furtivas. Desde los
bombardeos de la guerra, mi madre experimentaba un invencible repudio hacia el
empleo de cualquier arma, incluidos los cuchillos de cocina y, casi, los
revólveres y venenos de la ficción. Pero eso no evitaba que a mi padre y a mí
nos sorprendiese la medianoche y, a menudo, si él no tenía que madrugar, las
claras del alba, recreándonos en las andanzas de Sherlock Holmes, Philo Vance o
el malvado Ripley. (...)
Desde
entonces, creo un poco más en la bondad de Dios. También creo en Shakespeare y
en Milton, en San Juan de la Cruz y en Miguel de Cervantes, en el diablo y en
la omnipotente voluntad del hombre que tan a menudo, por desgracia, le
suplanta.
Juan
Bolea, Un Asesino Irresistible
Para terminar
por hoy el tráiler de la última película de Carlos Saura, uno de
nuestros aragoneses universales, Jota, y uno de sus fragmentos, donde
uno de mis violinistas preferidos, Ara Malikian, interpreta la Jota de Sarasate
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