Aprovechando
el estreno de la película Historia
de una Pasión, donde se narra la biografía de la poetisa estadounidense
Emily
Dickinson.
En jarros tallados en
nácar
apuro un licor
ignorado...
Tal vez ni del Rhin
en las cavas
pudiera mi sed
encontrarlo.
Con una embriaguez de
rocío,
borracha de
incógnitos hálitos,
tabernas de azul
diluido
recorro en perpetuos
veranos.
Cuando las abejas
y las mariposas,
agobiadas, ebrias,
vuelen de las pomas,
aún libaré yo mi vaso
de extraño licor...
Hasta que los ángeles
me agiten su níveo
penacho,
y a los ventanales
celestes se asomen
los santos
para contemplarme
borracha de azul y de
sol.
Dame el ocaso en una
copa,
enumérame los frascos
de la mañana
y dime cuánto hay de
rocío,
dime cuán lejos la
mañana salta-
dime a qué hora
duerme el tejedor
que tejió el espacio
azul.
Escríbeme cuántas
notas habrá
en el nuevo éxtasis
del tordo
entre asombradas
ramas-
cuántos caminos
recorre la tortuga-
cuántas copas la
abeja comparte,
disoluta del rocío.
También, ¿quién puso
la base del arco iris,
también, quién guía
las esferas dóciles
por juncos de azul
flexible?
¿Qué dedos atan las
estalactitas-
quién cuenta la plata
de la noche
para saber si nadie
está en deuda?
¿Quién edificó esta
casita albana
y cerró
herméticamente las ventanas
que mi espíritu no
puede ver?
¿Quién me dejará
salir un día de gala
con implementos de
vuelo,
fugaz pomposidad?
¡Cuántas flores
mueren en el bosque
o se marchitan en la
colina
sin el privilegio de
saber
que son hermosas!
¡Cuántas entregan su
anónima semilla
a una brisa
cualquiera,
ignorantes del
cargamento escarlata
que a otros ojos
lleva!
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