Si vais a Madrid antes de fin de
mes
La Biblioteca Nacional de España rinde homenaje a Saturnino
Calleja (1853-1915) en el centenario de su muerte y quiere resaltar su
importante labor renovadora de la pedagogía y la edición infantil.
La editorial Calleja, fundada por él, transformó no solo los
libros infantiles, sino también los textos escolares y los libros pedagógicos
para profesores siguiendo una máxima: “enseñar divirtiendo”. Innovó en
contenidos, materiales y procedimientos didácticos, dio una gran importancia a
las ilustraciones de los libros y combinó grandes tiradas con escaso margen de
beneficio, extendiendo, de esta manera los libros a un mayor número de
personas.
Aunque la actividad de la editorial alcanzó hasta 1958, esta muestra
se centra en la primera etapa, dirigida por su fundador hasta su muerte en
1915, mostrando algunas de las más importantes colecciones publicadas en este
período junto con una selección de facsímiles más recientes y publicados por
José J. de Olañeta.
Para entender su labor, tenemos que remontarnos a la España de
finales del XIX donde solo
uno de cada tres niños sabía leer y una de cada
cuatro, en el caso de las niñas. La educación se realizaba en escuelas que la
mayor parte de las veces no reunían las condiciones necesarias, por maestros a
veces poco preparados y utilizando libros poco atractivos. Partiendo de una
idea: “enseñar divirtiendo”, innovó los materiales de los libros, el contenido
y los procedimientos didácticos. Sus esfuerzos no solo se enfocaron hacia los
libros infantiles sino también a las ediciones de textos escolares y libros
pedagógicos para los profesores, llegando incluso a repartirlos, a costa de su
bolsillo, por las humildes escuelas de los pueblos de la España de entonces.
Le dio la misma importancia a las ilustraciones que al texto, con
dibujos de los mejores artistas como Narciso Méndez Bringa, Rafael de Penagos,
Manuel Picolo o Salvador Bartolozzi, entre otros muchos. Hasta entonces, los
cuentos infantiles apenas tenían dibujos y éstos solían ser de mala calidad. Bartolozzi
merece además especial atención, pues dedicó parte de su vida al mundo
infantil, dibujando y escribiendo algunas de las mejores piezas del teatro
infantil español. Creó una colección de cuentos ilustrados por él mismo,
protagonizados por un "Pinocho" reinventado, y "Chapete",
un personaje totalmente original, rastrero y envidioso, enemigo de Pinocho.
Estas historias tuvieron un gran éxito, por lo que se publicó hasta una revista
infantil.
Sus libros, además del relato, contenían un pequeño acertijo,
crucigrama o un pequeño fragmento histórico. «Eran cuentos divertidos para que
los niños aprendieran pasándoselo bien». Hizo tiradas muy amplias con un margen
de beneficio pequeño y a un precio muy bajo, llegando de esta manera a alcanzar
a un sector de la población al que no hubiera podido acceder de otro modo.
Cifras increíbles para la época. Ya en 1899 la editorial Calleja publicó 3,4
millones de volúmenes de 875 títulos y en 1930 el número de títulos se incrementó
hasta los 2.289 de los que «eran cuentos menos de la mitad». El resto eran
obras religiosas, diccionarios y libros para adultos, como una célebre
colección de libros de medicina. La editorial Calleja realizó la primera
edición de Platero y Yo y publicó diversas ediciones de El Quijote que
siguiendo su costumbre enviaba a las personalidades de la época.
Calleja, publicó una innumerable cantidad de cuentos escritos
especialmente para niños y jóvenes. Eran ediciones muy cuidadas, que se
alternaban con otras más populares y baratas, pero siempre bien presentadas.
Los textos recogían, convenientemente adaptados para no aburrir o asustar a los niños lectores, tradiciones
anónimas, clásicos de los hermanos Grimm, o de las Mil y una
noches, etc. Pero también otros textos inéditos, que sin firma o tan sólo
figurando unas simples iniciales, eran escritos especialmente para Calleja.
Cambiaba muchas cosas: El soldadito de plomo que salió del cuarto de los
juguetes y tantos avatares sufrió en su aventura, lo hizo por devoción a la
Virgen del Pilar y no por el amor de la muñeca bailarina, según la primera
edición de este cuento infantil que la Editorial Calleja publicó en España.
Entre las licencias que los Calleja se tomaban en los cuentos que publicaban se
encuentran las de cambiar los argumentos, los nombres y los finales: Hansel y
Gretel fueron 'Juanito y Margarita' y El Barón de Munchausen pasó a ser el Barón de la Castaña.
En 2001 entró en el diccionario de la RAE la expresión “Tiene más
cuento que Calleja” bajo la denominación de frase coloquial. Significa que
ciertas razones, explicaciones o disculpas que nos dan, o ciertos
comportamientos, suenan a falsos, o cuando menos a fantasiosos. De ahí el
comparativo de: "... más que Calleja."
No hay comentarios:
Publicar un comentario