martes, 11 de agosto de 2015

¡TIENES MÁS CUENTO QUE CALLEJA!

                Si vais a Madrid antes de fin de mes

La Biblioteca Nacional de España rinde homenaje a Saturnino Calleja (1853-1915) en el centenario de su muerte y quiere resaltar su importante labor renovadora de la pedagogía y la edición infantil.

La editorial Calleja, fundada por él, transformó no solo los libros infantiles, sino también los textos escolares y los libros pedagógicos para profesores siguiendo una máxima: “enseñar divirtiendo”. Innovó en contenidos, materiales y procedimientos didácticos, dio una gran importancia a las ilustraciones de los libros y combinó grandes tiradas con escaso margen de beneficio, extendiendo, de esta manera los libros a un mayor número de personas.

Aunque la actividad de la editorial alcanzó hasta 1958, esta muestra se centra en la primera etapa, dirigida por su fundador hasta su muerte en 1915, mostrando algunas de las más importantes colecciones publicadas en este período junto con una selección de facsímiles más recientes y publicados por José J. de Olañeta.

Para entender su labor, tenemos que remontarnos a la España de finales del XIX donde solo
uno de cada tres niños sabía leer y una de cada cuatro, en el caso de las niñas. La educación se realizaba en escuelas que la mayor parte de las veces no reunían las condiciones necesarias, por maestros a veces poco preparados y utilizando libros poco atractivos. Partiendo de una idea: “enseñar divirtiendo”, innovó los materiales de los libros, el contenido y los procedimientos didácticos. Sus esfuerzos no solo se enfocaron hacia los libros infantiles sino también a las ediciones de textos escolares y libros pedagógicos para los profesores, llegando incluso a repartirlos, a costa de su bolsillo, por las humildes escuelas de los pueblos de la España de entonces.

Le dio la misma importancia a las ilustraciones que al texto, con dibujos de los mejores artistas como Narciso Méndez Bringa, Rafael de Penagos, Manuel Picolo o Salvador Bartolozzi, entre otros muchos. Hasta entonces, los cuentos infantiles apenas tenían dibujos y éstos solían ser de mala calidad. Bartolozzi merece además especial atención, pues dedicó parte de su vida al mundo infantil, dibujando y escribiendo algunas de las mejores piezas del teatro infantil español. Creó una colección de cuentos ilustrados por él mismo, protagonizados por un "Pinocho" reinventado, y "Chapete", un personaje totalmente original, rastrero y envidioso, enemigo de Pinocho. Estas historias tuvieron un gran éxito, por lo que se publicó hasta una revista infantil.

Sus libros, además del relato, contenían un pequeño acertijo, crucigrama o un pequeño fragmento histórico. «Eran cuentos divertidos para que los niños aprendieran pasándoselo bien». Hizo tiradas muy amplias con un margen de beneficio pequeño y a un precio muy bajo, llegando de esta manera a alcanzar a un sector de la población al que no hubiera podido acceder de otro modo. Cifras increíbles para la época. Ya en 1899 la editorial Calleja publicó 3,4 millones de volúmenes de 875 títulos y en 1930 el número de títulos se incrementó hasta los 2.289 de los que «eran cuentos menos de la mitad». El resto eran obras religiosas, diccionarios y libros para adultos, como una célebre colección de libros de medicina. La editorial Calleja realizó la primera edición de Platero y Yo y publicó diversas ediciones de El Quijote que siguiendo su costumbre enviaba a las personalidades de la época.

Calleja, publicó una innumerable cantidad de cuentos escritos especialmente para niños y jóvenes. Eran ediciones muy cuidadas, que se alternaban con otras más populares y baratas, pero siempre bien presentadas. Los textos recogían, convenientemente adaptados para no aburrir o  asustar a los niños lectores, tradiciones anónimas, clásicos de los hermanos Grimm, o de las Mil y una noches, etc. Pero también otros textos inéditos, que sin firma o tan sólo figurando unas simples iniciales, eran escritos especialmente para Calleja. Cambiaba muchas cosas: El soldadito de plomo que salió del cuarto de los juguetes y tantos avatares sufrió en su aventura, lo hizo por devoción a la Virgen del Pilar y no por el amor de la muñeca bailarina, según la primera edición de este cuento infantil que la Editorial Calleja publicó en España. Entre las licencias que los Calleja se tomaban en los cuentos que publicaban se encuentran las de cambiar los argumentos, los nombres y los finales: Hansel y Gretel fueron 'Juanito y Margarita' y El Barón de Munchausen pasó a ser el Barón de la Castaña.

En 2001 entró en el diccionario de la RAE la expresión “Tiene más cuento que Calleja” bajo la denominación de frase coloquial. Significa que ciertas razones, explicaciones o disculpas que nos dan, o ciertos comportamientos, suenan a falsos, o cuando menos a fantasiosos. De ahí el comparativo de: "... más que Calleja." 

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