Quique viaja con su madre en tren desde Alcalá de Henares hasta Madrid. Van a reunirse con su padre, con el que el niño va a pasar el fin de semana. Hace frío, es temprano y, desgraciadamente, es 11 de marzo de 2004. En el tren Quique se encuentra con su amigo Bigboy y juntos, comentando sus cosas, hacen el trayecto. Pero, de pronto, oyen un ruido enorme, seguidos de otros más, y el vagón en el que viajan estalla. Quique tiene una herida en la mano y no encuentra a su madre por ningún sitio; Rubén está malherido...
A partir de ahí, el autor narra con toda delicadeza la cuenta atrás de Quique hasta que, gracias a la ayuda de muchas personas -vecinos, policías, bomberos, psicólogos- consigue finalmente reunirse con su padre. Por desgracia, ni su madre, ni su amigo Bigboy logran sobrevivir.
Este libro afronta con toda su dureza los atentados que costaron la vida a 191 personas y provocaron heridas de diversa consideración a más de mil. Es una obra dura y arriesgada. “La verdadera finalidad de esta obra —añade el autor— es que nos cure un poco, que nos ayude a comprender lo que ha pasado y que nos recuerde que, por cada ser maligno, hay diez seres humanos valientes, sensibles y generosos”. Con enorme delicadeza, Santiago García-Clairac tiende un puente entre la enormidad de la tragedia y los niños y niñas que ese día fueron testigos de ella, aportando una reflexión sobre esos héroes anónimos que arrojan algo de luz en mitad del horror.
Como señala el pequeño Quique, protagonista de esta novela, “ahora no me cabe duda de que hay muchos quijotes sueltos, dispuestos a dar su vida para ayudar a los demás, incluso a costa de perder su propia vida en el intento”.
Libro fácil de leer, que te cuenta desde el punto de vista de un niño los atentados del 11 de Marzo del 2004. Trágico el final: Quique pierde una mano, su madre y su amigo mueren...
PREMIO CERVANTES CHICO 2004
PREMIO CERVANTES CHICO 2004
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