Enviado por
Pedro:
Antes de
Independence Day, H. G. Wells nos narró la primera invasión extraterrestre
conocida.
El narrador es
una persona como nosotros, con nuestros miedos y temores, se nos hace cercano.
Ve como los trípodes marcianos comienzan a atacar sin previo aviso y desatan el
caos. Ante la devastación que van sembrando, al protagonista no le queda más remedio
que procurar salvar a su mujer y huir él mismo.
Pasará
encerrado días, para evitar ser visto y capturado por los alienígenas. Cuando
salga, se encontrará con que Londres ha sido totalmente destruida. Las calles
de la gran ciudad están vacías, los pocos seres con los que topa se han
convertido en fieras egoístas temerosas de que cualquier rival les robe el
mendrugo de pan que han logrado encontrar. Él mismo llegará a matar a un hombre.
Las fuerzas
humanas no bastan para luchar contra las armas de los marcianos y tras esa
constatación el gobierno se desintegra, las normas sociales pierden su eficacia.
¿Qué puede
salvar a la humanidad de la destrucción?
Esta novela no
solo interesa por su contenido futurista expreso, sino también por lo que puede
esclarecer sobre la condición humana. Vemos las inquietudes de un escritor que mira
su tiempo y analiza sus miserias.
Los marcianos
que llegan a Londres son el enemigo, es decir el extraño; los ingleses de este
relato no se comportan, en general, de modo ejemplar, ceden al miedo. En el
relato de Wells no hay heroísmo, sino horror y alivio por una amenaza de la que
la humanidad escapa gracias a las bacterias, no a su esfuerzo. La novela se
cierra dejando una sensación de inseguridad. Para los que vieron la invasión
marciana, la Tierra ya no es un lugar seguro.
Esa locura
enlaza con el espíritu de resistencia, que se manifiesta en el narrador de la
tragedia que logra superar sus miedos y pasiones, no sale de la lucha
inmaculado, pero sobrevive con humanidad. En el fondo, Wells, a pesar de la
oscuridad de su relato, tenía fe y esperanza.
Os dejo con un
tráiler de la película dirigida en 1953 por Byron Haskin:
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