Enviado por
Nerea (B1C):
Abril de 1616.
Miguel de Cervantes acaba de morir y lo entierran en el convento de la Trinidad
de Madrid.
Cuatrocientos
años después, el bibliófilo Erasmo López de Mendoza presencia la exhumación de
los huesos del novelista. Lo que mal puede imaginarse es la increíble aventura
que está a punto de emprender: un Quijote alternativo, un misterio llamado
Alonso Fernández de Avellaneda, un inesperado vínculo entre Cervantes y cierto
dramaturgo inglés, una búsqueda trepidante que nos llevará desde el Madrid de
Felipe VI al de Felipe III, desde la villa inglesa de Stratford-upon-Avon hasta
la cripta de una iglesia madrileña donde tal vez se oculte el mayor enigma de
la literatura universal.
Lo primero que
me gustaría decir sobre esta novela es que se lee de forma muy gustosa. En
principio había pensado que la historia podría ser más formal pero me ha
resultado entretenida y con una idea original y bien construida.
La trama gira
en torno al manuscrito original de la segunda parte del Quijote de la Mancha,
uno de los libros más admirados de la literatura universal pero también uno de
los que más se atraganta a ciertos lectores. Los hechos narrados se desarrollan
en dos épocas diferentes, como ya
ocurrió en Madrid 1605.
La novela se
construye mezclando con cierta habilidad realidad y ficción de forma que los
autores pasan de una a otra casi sin que nos demos cuenta y además teniendo que
buscar algunos datos por nuestra cuenta para verificarlo (y esto me parece muy
bueno porque significa que la historia interesa. Por un lado nos presenta el
mundo de los libros antiguos, los cazatesoros, las estrategias para conseguirlo
así como las rivalidades entre los que se dedican al oficio y los
coleccionistas. Y por otro lado construyen
una historia extravagante en la época de Cervantes y sobre todo el paradero de
la segunda parte de esta gran obra. Por la novela naturalmente figuran
personajes tanto reales como ficticios. Entre los inventados que bien podrían
ser personajes de carne y hueso, encontramos a Erasmo con un perfil que ha
logrado conquistarme por su picardía y cierta maldad, Pilar o Gonzalo de
Córdoba. En el otro extremo y como personajes reales se encuentran Cervantes o
Lope de Vega, dos escritores que tienen mucha trascendencia y que mantenían una
clara rivalidad en su época que poco a poco se fue apagando.
Y, a mí, la
lectura de Madrid 1616 me aporta una nueva dimensión del escritor, mucho más
humana y más cercana. Cervantes es un escritor cuya vida no ha podido
descifrarse al completo y esta novela nos permite hacernos un poco a la idea de
cómo y quién fue (eso sí, como ya he dicho hay mucha ficción en sus páginas),
mirar un poco que sucedía en su casa y acercarnos al proceso de creación y
mundo editorial del momento.
Como la novela
se estructura en dos tramas diferentes y ambientadas en dos siglos diferentes
los autores utilizan dos estilos narrativos bien distintos. La historia
ambientada en la actualidad está narrada en tercera persona, con un lenguaje
selecto y pulcro. La otra trama está narrada en primera persona por uno de sus
protagonistas, Gonzalo de Córdoba que a modo de diario nos cuenta sus andanzas
con el escritor Miguel de Cervantes. Esta es la parte que más me ha gustado. A
parte del lenguaje adaptado a la época con todas sus fórmulas de cortesía.
Los escenarios
por los que mueven los personajes son diversos. En la parte actual la historia
se desarrolla en Madrid en sus calles o
la Biblioteca Nacional. Gonzalo y Cervantes recorren también Valladolid donde
se situaba la casa de Miguel de Cervantes e incluso tenemos acceso a su
interior. Resaltar lo maravillosamente que está recreada esta parte en especial
a través de las descripciones y el relato de Gonzalo de Córdoba. También
Gonzalo llega hasta Inglaterra. La parte final en la que se relaciona a
Cervantes con Shakespeare es del todo sorprendente, era lo último que esperaba
encontrarme en este libro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario