martes, 26 de julio de 2016

MADRID 1616 (II)


Enviado por Nerea (B1C):

Abril de 1616. Miguel de Cervantes acaba de morir y lo entierran en el convento de la Trinidad de Madrid.

Cuatrocientos años después, el bibliófilo Erasmo López de Mendoza presencia la exhumación de los huesos del novelista. Lo que mal puede imaginarse es la increíble aventura que está a punto de emprender: un Quijote alternativo, un misterio llamado Alonso Fernández de Avellaneda, un inesperado vínculo entre Cervantes y cierto dramaturgo inglés, una búsqueda trepidante que nos llevará desde el Madrid de Felipe VI al de Felipe III, desde la villa inglesa de Stratford-upon-Avon hasta la cripta de una iglesia madrileña donde tal vez se oculte el mayor enigma de la literatura universal.

Lo primero que me gustaría decir sobre esta novela es que se lee de forma muy gustosa. En principio había pensado que la historia podría ser más formal pero me ha resultado entretenida y con una idea original y bien construida.

La trama gira en torno al manuscrito original de la segunda parte del Quijote de la Mancha, uno de los libros más admirados de la literatura universal pero también uno de los que más se atraganta a ciertos lectores. Los hechos narrados se desarrollan en  dos épocas diferentes, como ya ocurrió en Madrid 1605.

La novela se construye mezclando con cierta habilidad realidad y ficción de forma que los autores pasan de una a otra casi sin que nos demos cuenta y además teniendo que buscar algunos datos por nuestra cuenta para verificarlo (y esto me parece muy bueno porque significa que la historia interesa. Por un lado nos presenta el mundo de los libros antiguos, los cazatesoros, las estrategias para conseguirlo así como las rivalidades entre los que se dedican al oficio y los coleccionistas.  Y por otro lado construyen una historia extravagante en la época de Cervantes y sobre todo el paradero de la segunda parte de esta gran obra. Por la novela naturalmente figuran personajes tanto reales como ficticios. Entre los inventados que bien podrían ser personajes de carne y hueso, encontramos a Erasmo con un perfil que ha logrado conquistarme por su picardía y cierta maldad, Pilar o Gonzalo de Córdoba. En el otro extremo y como personajes reales se encuentran Cervantes o Lope de Vega, dos escritores que tienen mucha trascendencia y que mantenían una clara rivalidad en su época que poco a poco se fue apagando.

Y, a mí, la lectura de Madrid 1616 me aporta una nueva dimensión del escritor, mucho más humana y más cercana. Cervantes es un escritor cuya vida no ha podido descifrarse al completo y esta novela nos permite hacernos un poco a la idea de cómo y quién fue (eso sí, como ya he dicho hay mucha ficción en sus páginas), mirar un poco que sucedía en su casa y acercarnos al proceso de creación y mundo editorial del momento.

Como la novela se estructura en dos tramas diferentes y ambientadas en dos siglos diferentes los autores utilizan dos estilos narrativos bien distintos. La historia ambientada en la actualidad está narrada en tercera persona, con un lenguaje selecto y pulcro. La otra trama está narrada en primera persona por uno de sus protagonistas, Gonzalo de Córdoba que a modo de diario nos cuenta sus andanzas con el escritor Miguel de Cervantes. Esta es la parte que más me ha gustado. A parte del lenguaje adaptado a la época con todas sus fórmulas de cortesía.

Los escenarios por los que mueven los personajes son diversos. En la parte actual la historia se desarrolla  en Madrid en sus calles o la Biblioteca Nacional. Gonzalo y Cervantes recorren también Valladolid donde se situaba la casa de Miguel de Cervantes e incluso tenemos acceso a su interior. Resaltar lo maravillosamente que está recreada esta parte en especial a través de las descripciones y el relato de Gonzalo de Córdoba. También Gonzalo llega hasta Inglaterra. La parte final en la que se relaciona a Cervantes con Shakespeare es del todo sorprendente, era lo último que esperaba encontrarme en este libro.

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