Esta exposición, organizada por el Museo Abc y la
editorial Edelvives, cerrará su puertas el próximo día 31 de mayo y os
recomiendo verla.
Pocos relatos han resultado tan atractivos y
enigmáticos como el de Caperucita Roja, por lo que no es de
extrañar que su rastro perviva en la tradición oral de culturas muy diferentes.
Su primera versión literaria, Le Petit Chaperon Rouge, apareció en
una recopilación de cuentos de Charles Perrault, publicada en 1697.
Varios son los historiadores y folcloristas que atribuyen a Perrault
la invención de la caperuza roja y del tarro de mantequilla, que tanto
juego han dado a los psicoanalistas. Sin embargo, no parecen las únicas
modificaciones introducidas por el autor. La inocencia de la niña y su final
dentro del vientre del lobo no coinciden con otras recopilaciones realizadas
durante los siglos XIX y XX.
Hay numerosas versiones tradicionales apartadas de
la sola intención aleccionadora. En esas versiones, Caperucita es algo más que
una heroína que escapaba del lobo haciéndole creer que debía salir de la cabaña
para “aliviar” su vientre. Era una muchacha que se desnudaba despacio mientras
arrojaba sus ropas al fuego al son de las palabras de su captor (después de ser
invitada a entrar en la cama) y que bebía la sangre de su abuela, al creer que
se trataba de vino. Pese a las divergencias, el final en el que la protagonista
es devorada era el más frecuente en los relatos, y fue ese el que perduró.
Hubo que esperar a la versión de los hermanos
Grimm (incluida en su recopilación publicada entre 1812 y 1815) para
que apareciera el buen cazador.
Desde entonces las versiones de este cuento no han parado
de crecer y transformarse. El misterio sigue intacto en lo profundo del bosque.
La exposición tiene la intención de rendir homenaje
a uno de los personajes más fascinantes y controvertidos de la historia de la
literatura. Con este fin, la muestra se ha dividido en cuatro secciones
diferenciadas que permiten viajar del presente al pasado y recorrer, al mismo
tiempo, una gran variedad de significados propios del relato y de su
protagonista.
En la primera parte, ¡Qué lecturas tan grandes tienes!,
ilustradores de reconocimiento nacional e internacional se dejan seducir por la
niña de rojo y le rinden su particular homenaje a través de diferentes técnicas.
Aquí encontramos originales de Ana Juan, Emilio Urberuaga, Patricia Metola,
Iban Barrenetxea, Claudia Ranucci, Rafa Vivas, Jesús Gabán, Tesa González, Xan
López Domínguez, Adolfo Serra, Liesbet Slegers, Agustín Comotto, Annalaura
Cantone y Javier Zabala.
La segunda sección, Para imaginarte mejor, representa las posibilidades narrativas que aún tiene el cuento a partir de tres versiones muy distintas entre sí. Las ilustraciones originales aquí expuestas han sido realizadas por Mar Ferrero, Julio A. Blasco y Miguel Tanco y pertenecen a los libros Lo que no vio Caperucita Roja, La ladrona de sellos y Caperucita Roja, respectivamente, los tres publicados por Edelvives.
La tercera parte, la visión más clásica, Para
recordarte mejor, enseña una cuidada y representativa selección de
reproducciones de gran calidad preparadas para esta cita. Conforman esta selección
las muestras de Gustave Doré, Fortuné Méaulle, Arthur Rackham, Tom Browne, Harry
Clarke, August Macke y Walter Crane.
Por último, ...Y este cuento no se ha acabado,
ofrece visiones muy singulares sobre la protagonista y su historia llevadas a
cabo por diversos e interesantes creadores.
En una vitrina se exponen dibujos de Caperucitas del
fondo del Museo ABC. Estas obras están fechadas entre 1903 y 1959 y pertenecen
a importantes artistas de la colección tales como el modernista Eulogio Varela,
el colorista Máximo Ramos o los reconocidos: Joaquín Valverde, Narciso Méndez
Bringa, Fernando Fresno y Ana María García Badell.
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