sábado, 16 de mayo de 2015

AVENTURAS Y DESVENTURAS DE ALONSICO QUIJANO

Te dedico este libro a ti, quijotesco y empedernido lector, que de sobras sabes que por el mucho leer no se seca el cerebro, sino más bien por el poco o por el nada.

Ramón García Domínguez recrea la infancia de don Quijote con aventurillas que adelantan las que vivirá luego. El autor presenta una pandilla de chicos, entre 10 y 11 años, formada por Alonsico Quijano, Sanchico Panza, el entusiasta Marcos de Obregón, el aguafiestas Guzmán de Alfarache, los inseparables Rinconete y Cortadillo, el huérfano Lázaro de Tormes, el dubitativo pero decidido Estebanillo González, y una chica pelirroja del pueblo llamada Maritornes (todos ellos personajes de la literatura picaresca del Siglo de Oro o de las novelas de Cervantes)

La primera parte se centra en la bajada de Alonso Quijano a la cueva de Montesinos, de donde sale hablando de Brandabarbarán de Boliche (personaje al que Cervantes le dedica un par de líneas) y otros seres; la segunda cuenta sobre todo cómo los componentes de la pandilla se atan a las aspas de dos molinos; y en la tercera, el niño Ginés de Pasamonte (otro personaje cervantino, uno de los galeotes con que se topa el hidalgo en su segunda salida) ofende a Dulcinea y Alonso Quijano lo desafía. El hilo conductor es que al pequeño Alonso su abuelo le dice que si sueña tres veces con ser caballero andante lo será en el futuro; y ser caballero andante, le aclara, «no significa sólo ser el más fuerte, sino también y sobre todo “el más amable, más sabio, más leal, de más noble ánimo y de mejor trato y crianza entre todos los demás”», según dejó escrito Ramón Llull en su Libro de la orden de la caballería

La novela está ilustrada por Federico Delicado; tiene muchas alusiones a la novela cervantina pero sin perder la perspectiva de la actualidad, lo que consigue el autor a través del lenguaje y de referencias perfectamente localizables
.
Os dejo el comienzo del libro:

-¿Tú sabes quién es Cide Hamete Benengelí?
-¿Quién has dicho?
-Cide Hamete Benengeli.
-¡Vaya nombrecito!, ¿no?
-Pero, ¿sabes o no sabes quién es?
-Pues...
-El que escribió El Quijote, ese es.
-¡Mentira! El que escribió El Quijote es don Miguel de Cervantes Saavedra.
-¡Que te crees tú eso! Don Miguel de Cervantes Saavedra no hizo más que poner en castellano la historia de don Quijote que había escrito antes en árabe el moro Cide Hamete Benengeli. Para que te enteres.
-¿Lo dices en serio?
-No lo digo yo, lo dice el propio Cervantes en el capítulo IX de su famosa novela.
-Entonces, a ver si me aclaro: un moro escribe la historia de don Quijote de la Mancha y luego va Cervantes y. ..
-No, no, no hace falta que hagas suposiciones, ya te he dicho que el propio Cervantes cuenta cómo ocurrió: estaba un día en Toledo, en el mercado, y vio llegar a un muchacho con unas carpetas llenas de papelotes viejos. Y él, que era "muy aficionado a leer -copio sus propias palabras-, aunque sean los papeles rotos de las calles", cogió uno de aquellos papelotes y.. ¿qué dirás que era? ¡La historia de don Quijote de la Mancha escrita en árabe! Entonces va Cervantes, le compra al muchacho toda la carpeta, la manda traducir y luego escribe él en perfecto castellano -¡que para eso era Cervantes!- la vida y aventuras del ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha.
-¡Vaya, vaya, vaya...! O sea que la auténtica historia de don Quijote la escribió un moro...
-Pues no.
-¡¿Pero no acabas tú mismo de decir...?!
-Que la escribió un moro, sí, pero que sea la auténtica, no. El historiador árabe Cide Hamete Benengeli escribió la historia de un loco chalado y don Quijote no estaba chalado.
-¿Ah, no? ¿Y tú cómo lo sabes?
-Porque tengo pruebas.
-¿Pruebas... ?
-Eso he dicho. Lo mismo que Cervantes, yo también he encontrado unos legajos...
-¡¿Unos qué?!
-¿Quieres dejar de interrumpirme? Unos legajos, le-ga-jos, un puñado de viejos papelotes, escritos a mano, en donde se demuestra que don Quijote de la Mancha no estaba majareta. Cervantes ya sospechó que el tal Cide Hamete era un poquito... «mentiroso», como él mismo lo califica, pero lo que no se imaginaba el bueno de don Miguel es hasta qué punto lo era. ¡A don Quijote de la Mancha no se le secó el cerebro del «poco dormir y del mucho leer», como se dice en el primer capítulo; falso, falso y falso! ¡El cerebro no se seca por leer, sino por otras cosas que todos sabemos y que no hace falta ni nombrar, por eso sí que puede volverse uno tarumba? Don Quijote no era un loco, sino un idealista. ¿Tú sabes cuál es la diferencia?
-¡Claro que lo sé? ¿Pero tú cómo lo sabes?
-¿El qué?
-Que don Quijote era un... un...
-¿Un idealista? Porque lo fue desde chico. Está perfectamente demostrado en los documentos de que te he hablado antes.
-¿En esos... legajos que encontraste? ¿Y dónde los encontraste, si puede saberse?
-No tengo por qué decírtelo. Al menos por ahora. Solo te diré lo que en ellos se cuenta. ¿Y sabes qué es? La verdadera historia de cómo y por qué don Quijote llegó a ser caballero andante.
-¿No fue por leer sin parar libros de caballerias, como se explica en la novela de Cervantes?
-No exactamente. Ya te he dicho antes que don Miguel se fio del historiador Cide Hamete Benengeli,
pero también te he dicho que era un embustero, ¿te acuerdas? Un embustero y un difamador «Cuando pudiera y debiera extender la pluma en las alabanzas de tan buen caballero -escribe textualmente Cervantes-, parece que de industria las pasa en silencio». De industria quiere decir `adrede, a posta', que se calla las cosas chachi de don Quijote, vaya. ¡Como. para fiarse de él? Escúchame bien: ¿tú sabes cuándo empieza la historia de don Quijote que todos conocemos?
-¿Cuándo?
-Cuando don Quijote tiene ya cincuenta años.
-Bueno, ¿Y qué?
-¿Cómo que «y qué»? ¿Es que acaso don Quijote no fue antes joven, no fue niño? ¿Por qué, entonces, la novela empieza siendo ya el protagonista un hombre maduro y se nos ocultan las otras etapas de su vida? ¿Qu¡eres saber por qué? En los legajos que yo he encontrado está la respuesta al misterio. Los voy a transcribir en este libro lo más fielmente posible y podrás así comprobar por qué Cide Hamete no quiso contar lo que yo ahora voy a contar y por qué don Quijote se hizo de verdad caballero andante. ¡El más grande y noble caballero andante que vieran los siglos!

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