Care
Santos en esta novela hace que. mediante 50 capítulos cortos como si
fueran videos de Youtube, Alberto, un joven que comienza bachillerato antes de
lo que corresponde a su edad, nos va desvelando su realidad y la de su
generación.
Alberto
va a comenzar primero de bachillerato de artes, pero se siente raro, único: es
más joven que sus compañeros, a pesar de que no lo aparente (el padre de su
amigo lo ve como un armario), y muchos de éstos lo ven cómo alguien extraño,
pues no saben por qué está con ellos; le encanta todo lo relacionado con el
cine; se ve tímido, inseguro y cobarde en sus relaciones con las chicas; según
él mismo es el perfecto pringado: las madres de sus amigas le adoran, y para
sus amigas es la perfecta excusa o mentira para poder salir por la noche, y, a
veces, también el paño de lágrimas en el que se desahogan cuando sus relaciones
no funcionan. Él quiere ser:
Más deportista, más decidido, más
fanfarrón. Me habría convertido con gusto en otra persona. Por supuesto, en
otra persona que no fuera virgen. Me sentía como si Winnie the Pooh deseara
convertirse en Godzilla. O como si Pikachu soñara con ser Regigigas. Supongo
que todos hemos tenido sueños imposibles alguna vez.
En
esos 50 vídeos colgados en youtube, Alberto nos presenta su mundo, lo que ha
vivido en los 6 o 9 últimos meses: cómo ha conocido a Keiko, lo que siente por
ella, cómo intenta ser quien no es para impresionarla y ser popular, y cómo
siente que ella le traiciona; Pedro, el novio de Keiko, que sólo vive para el
deporte y las juergas, se nos presenta como un macho alfa que puede llegar a
ser agresivo y violento; Álvaro, el amigo fiel, y sus videojuegos; el control
de sus padres; el concurso de cortos, al que le anima a presentarse su
profesor; cómo pasan la noche muchos jóvenes el fin de semana con el botellón.
El botellón.
Es el tema que subyace en la novela y que Care Santos tenía presente al
escribirla con esos dos recortes de periódico:
“uno habla de una chica madrileña muerta por coma etílico a los doce
años. En el otro se dice que los jóvenes españoles se inician en la bebida a
una edad promedio de 13 años y que presentan cada vez más consumos de riesgo”.
Aquí vemos la permisividad de algunos adultos: los que venden el alcohol a
menores, el padre de Carlos, que les ayuda a llevar las botellas al lugar de
reunión… Y sus consecuencias: Alberto tirado, durmiendo la mona en pleno
invierno en un descampado, y le roban cartera, móvil y cámara; Pedro más
fanfarrón, más agresivo y su coma.
50 videos, 50
momentos y reflexiones, donde Alberto habla de sexo, alcohol, amistad, celos,
violencia, dolor, nos muestra lo que piensan y sienten los jóvenes de hoy.
Vale la pena
leerla.
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