A veces
necesitamos volver a los lugares donde nos rompemos. Recorrer el camino de
regreso al adolescente que fuimos y mirar de frente nuestras heridas, las que
se abren cuando nos vemos abocados a elegir quiénes deseamos ser.
#malditos16
emprende ese viaje hacia la identidad a través de las historias de Ali, Dylan,
Naima y Rober, cuatro jóvenes que se conocieron en el peor momento de su vida:
justo después de querer quitársela. Todos ellos intentaron suicidarse cuando
rondaban los dieciséis y ahora, a sus veintipocos, el hospital donde estuvieron
internados les propone colaborar en un taller con adolescentes en su misma
situación. Acuden con ganas de ser útiles y, a la vez, con miedo de que las
grietas se abran y se liberen de nuevo los fantasmas. Monstruos cotidianos de
los que apenas se habla. Vidas invisibles –las suyas y las nuestras– que no
protagonizan titulares ni ocupan espacio en los medios. Realidades que no
existen porque no se nombran y que, sin embargo, todos compartimos. Y es que,
aunque nos empeñemos en negarlo, aquellos #malditos16 siguen viviendo bajo el
adulto que fingimos ser.
Fernando J. López
Esta
obra de Fernando J. López, y dirigida por Quino Falero, ha sido
seleccionada por el Centro Dramático Nacional como un proyecto de Escritos
en la Escena: partiendo de un primer borrador, el autor desarrolla y
finaliza el texto en el ámbito escénico, trabajando estrechamente con un grupo
de intérpretes durante un tiempo determinado.
Algunos de los
temas que se abordan, a través de los conflictos y vivencias de los
protagonistas, son acoso escolar,
trastornos alimenticios, violencia e identidad de género, autoestima, falta de expectativas, suicidio,
presión familiar… Para abordarlos, cuatro psicólogos expertos participaron en
el desarrollo del guion con el afán de crear un texto con realismo absoluto.
“Hay que dar recursos a las familias para que interpreten las señales, y a los
adolescentes para que tengan agarre, enganches a la vida”, considera el
escritor
Gracias
a los flashbacks, donde se recrea la adolescencia de los personajes, vemos una
historia en dos tiempos: esa adolescencia (cuando tenían 15 y 16 años) y su
juventud (cuando acaban de cumplir 20 y 21), teniendo cada uno de ellos su
propia apertura y su propio final. Son cuatro historias de lucha y de
superación donde se impone la fuerza de la vida, de la rebeldía y, a través del
dolor de las historias de sus personajes, se construye un canto a la vida y a
la lucha por encontrar nuestra identidad. Todas las historias de los personajes
están basadas en circunstancias reales y son casos de superación de situaciones
que, por desgracia, resultan demasiado cotidianas. Con ellas, la obra intenta
dar voz a las vidas invisibles, que no aparecen reflejadas en los medios de
comunicación:
Ni una mención en los medios y aun así, el
suicidio sigue siendo la segunda causa de muerte entre adolescentes. Lo mismo
no hablarlo no está ayudando mucho…
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