martes, 31 de julio de 2018

LOBA


Alosna y Moriana están en guerra constante. En la primera viven los magos, que con sus hechizos impiden que los ejércitos del otro reino entren en su país. En la segunda reina Lobo, que se dedica a quemar magos, porque un mago no logró salvar a su mujer durante el parto y le maldijo a no tener hijos varones que le sucedan, y nadie es capaz de romper esa maldición.

Soledad, su hija mayor, quiere ser el hijo que su padre no tiene; por ello se educará como un joven príncipe en el gobierno de las armas, en cacerías y combates simulados. Para ella sólo existe el honor, la valentía, la lealtad… que guiaran su conducta.

Ámbar es una joven campesina de Moriana que vive cerca del territorio de los magos. Díscola con sus padres, se cría con su abuela, una vieja curandera, que le cuenta viejas historias llenas de magia y alimenta su resentimiento contra la familia real y los nobles.

Cuervo, un aprendiz de mago, rabioso por el trato que se le dispensa a su gente en el reino vecino, despierta a Tengri, el dragón, para usarlo contra sus enemigos, pero el hechizo no sale como esperaba, pues el dragón se despertará, pero nadie lo puede gobernar.

Cuando la noticia de una amenaza terrible llega a la corte, Soledad acepta la responsabilidad de partir a los confines del reino para ver cuánto hay de verdad en los rumores, pues no cree en la magia, sino que piensa que es obra de los tungros, un pueblo nomada, otro enemigo tradicional de Moriana.

A la vez, el Unicornio, un ser ancestral, también ha sentido el despertar del dragón y partirá en busca de una muchacha virgen de corazón puro que le ayudará a derrotarlo.

                Verónica Murguía nos ofrece una historia de fantasía y amor, no propia de una novela juvenil, sino de un público más adulto. Me explico: está muy bien narrada con una prosa muy cuidada; a lo largo de sus quinientas páginas no hay nada superfluo, ni descripciones ni reflexiones; todos los personajes, tanto principales como secundarios, están muy bien trabajados, son complejos como cualquiera de nosotros, y llegamos a comprender perfectamente sus motivaciones; toma elementos de  la tradición literaria medieval, pero sin utilizarlos como los típicos arquetipos.

                Soledad hace honor a su nombre; es un personaje solitario. Quiere buscar el cariño de su padre, ser el hijo que no puede tener. El orgullo de su clase social le hace distanciarse de los demás a los que considera inferiores, no les considera iguales. Es más se nos presenta como una joven poco atractiva (más tarde, a partir de los ojos de Cuervo, cambiará nuestra perspectiva). En realidad, toda la novela es el viaje iniciático de Soledad para que ésta acepte su destino, que no tiene nada que ver ni con lo que ella esperaba ni quería.

                Cuervo es el otro protagonista de la historia, y va a encarnar al perfecto antihéroe: tras despertar al dragón, será desterrado por los suyos y se le prohibirá practicar la magia; cuando le envían a ayudar a Soledad y los suyos, en el momento crucial queda paralizado y en varios momentos cree que ha perdido sus poderes mágicos. En muchos momentos, el sentimiento de culpa y el deseo de expiación por el mal que ha liberado le asaltan y teme no estar a la altura y ayudar a la princesa. Siempre ha reprimido el deseo, el mostrar afecto hacia las muchachas, y se debatirá entre la princesa Soledad y la campesina Ámbar

PREMIO GRAN ANGULAR 2013

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