martes, 21 de junio de 2016

TERROR EN EL LABORATORIO: DE FRANKENSTEIN AL DR MOREAU


                Esta exposición del Espacio Fundación Telefónica profundiza en los experimentos científicos y las creaciones arquetípicas del S.XIX, así como en las derivas iconográficas de Frankenstein y otros seres como Mr. Hyde, el Hombre invisible o las criaturas del doctor Moreau.
El verano de 1816, los escritores Lord Byron, Mary y Percy Shelley y John Polidori, entre otros, se reunieron en Villa Diodati, cerca del lago Leman, en Suiza, para pasar sus vacaciones. El mal tiempo por la erupción del volcán Tambora, en Indonesia, provocó grandes anomalías climáticas en todo el mundo y obligó a los escritores a encerrarse en la villa. Para entretenerse, decidieron contar historias de terror y de este encuentro surgió la que hoy es una de las mejores obras literarias de terror de la historia: Frankenstein de Mary Shelley, un clásico de la literatura del siglo XIX y un pilar de la cultura occidental.

El Espacio Fundación Telefónica conmemora los 200 años de este encuentro con  una exposición que reflexiona sobre la época en la que diferentes personajes ideados por escritores tan reconocidos como Stevenson, Wells, Hoffmann o Villiers de L`Isle-Adam, se convirtieron en iconos de la literatura de ciencia ficción.


Una literatura que está representada en la exposición a través de seis grandes obras: Frankenstein o el Moderno Prometeo, de Mary Shelley, La Isla del Doctor Moreau, de H. G. Wells, El Extraño Caso del Doctor Jekyll y Mr. Hyde, de R. L. Stevenson, El Hombre Invisible, de H. G. Wells, El Hombre de la Arena,  de E. T. A. Hoffmann o La Eva Futura, de Auguste Villiers de L`Isle-Adam. Obras que trataban temas tan atemporales que siguen teniendo vigencia hoy como la genética, la robótica o la inteligencia artificial. Estos asuntos polémicos hunden sus raíces, en muchos casos, en esa imagen fáustica del científico como imagen última de Adán que, por buscar el conocimiento, recibió el castigo de la expulsión del Paraíso.

La muestra analiza también los antecedentes reales que van más allá de la propia historia literaria y el contexto que los rodeaba a finales del XIX. Un contexto en el que se parte del laboratorio como lugar de creación donde el científico, enajenado, juega a ser Dios con resultados terroríficos encarnados en una criatura antropomorfa que puede ser un monstruo, su doble o un autómata.



EL DOBLE es el primer bloque de la exposición y aborda la materialización del lado oscuro o la invisibilidad como método de refracción. El romanticismo se interesa especialmente por el fenómeno del doble como materialización del lado oscuro y misterioso del ser humano (lo que Jung llamará la Sombra). De este interés surgen icónicos protagonistas en varias obras literarias de ciencia ficción y literatura fantástica. Robert Louis Stevenson publica en 1886 El Extraño Caso del Doctor Jekyll y Mr. Hyde. Quizás uno de los ejemplos literarios más brillantes de doble fantasmagórico generado por la escisión del individuo y la encarnación de su ego reprimido. Stevenson se hizo eco de la doble moral propia de la sociedad victoriana, cuyos destacados miembros podían dejarse llevar por los vicios nocturnos (alcohol, violencia, juego, prostitución o drogas). H.G. Wells publica por su parte en 1897 El Hombre Invisible, una de las principales novelas de ciencia ficción, donde intenta esbozar un método “realista”: no se limita sólo a la transparencia, sino que también manipula la refracción.

El segundo de los bloques, el dedicado a EL AUTÓMATA, realiza un recorrido por la invención de criaturas mágicas y carentes de alma como las máquinas capaces de reproducir a la perfección el aspecto y comportamiento humano. Las obras literarias que lo escenifican son El Hombre de la Arena, el relato más popular de E.T.A. Hoffmann, en el que narra el enamoramiento de un joven hacia una autómata carente de alma que le lleva a locura. Otra de las obras destacadas es La Eva Futura, de Auguste Villiers de L`Isle-Adam, en la que el autor crea una bella mujer androide causante de un amor espiritualmente superior.



     El último está dedicado al personaje de EL MONSTRUO, cuyo principal ejemplo es Frankenstein o el Moderno Prometeo, de Mary Shelley, obra de terror gótico de la que una figura esencial en la literatura y la cultura popular. La novela pionera de Shelley planteaba la analogía entre científico y creador divino, combinando el terror gótico con planteamientos propios de la ciencia ficción moderna. Con Frankenstein nació una figura esencial en la literatura y la cultura popular: la del científico loco, el doctor chiflado. La novela de Mary Shelley se inspiró tanto en el mito de Prometeo, en El Paraíso Perdido de Milton, en los experimentos de Luigi Galvani con la electricidad en los músculos y en las especulaciones de Erasmus Darwin sobre la reanimación de microorganismos muertos. Sin embargo, la novela tiene un trasfondo es profundamente moralista, ya  que la osadía prometeica de Victor Frankenstein le acarrea terribles consecuencias. La creación de seres artificiales es una invención tan prodigiosa para unos como ofensiva para otros.

La vivisección fue también otra gran protagonista de la crónica científica del siglo XIX. Las prácticas de François Magendie y Claude Bernard provocaron protestas, pero sus descubrimientos sentaron las bases de la fisiología experimental. Pensadores como Jeremy Bentham o Schopenhauer manifestaron su rechazo, mientras que Darwin declaró sus dudas sobre si la vivisección podría ser tolerada. La Isla del Doctor Moreau, de H. G. Wells, cuyo hilo argumental está basado en los experimentos de un científico a caballo entre animales y seres humanos, demuestra que no lo consiguieron y ese debate sigue candente hoy en día.

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