martes, 16 de enero de 2018

EL OJO DEL CUERVO


Enviado por María:

Primavera de 1867.

Una niebla amarillenta cubre la ciudad de Londres. En mitad de la noche, una mujer es apuñalada brutalmente y abandonada en un charco de sangre. Nadie presencia el terrible asesinato… o al menos eso parece.

Cerca de allí, un joven brillante e insatisfecho sueña con una vida mejor. Es hijo de un intelectual judío y una mujer de clase alta, que han caído en la miseria. El chico se llama Sherlock Holmes.

El protagonista, que siente la extraña necesidad de visitar el escenario del crimen, tiene un encuentro con el joven árabe injustamente acusado del asesinato. Poco a poco, se adentra en el misterio hasta que él mismo acaba convertido en sospechoso.

Este es el primer volumen de la serie El Joven Sherlock Holmes, creada por el canadiense Shane Peacock, que narra las aventuras adolescentes del famoso detective londinense.

Nos encontramos con un adolescente de trece años, alto y delgado, de nariz aguileña, mirada penetrante, retraído, brillante, que vive en el miserable barrio de Southwark y está resentido por su origen humilde y la falta de oportunidades que éste le confiere. Junto a él encontraremos a una muchacha de su misma edad, Irene (no Irene Adler, sino Irene Doyle, hija de Andrew Conan Doyle), los Irregulares de Trafalgar Square dirigidos por un joven un poco mayor que nuestro protagonista y muy parecido a él, Malefactor, y un jovencísimo inspector Lestrade

En El ojo del cuervo, Sherlock muestra interés por el brutal asesinato de una joven en el barrio de Whitechapel. Convencido de que el acusado, un muchacho de origen egipcio, no es culpable del crimen, Holmes empieza a investigar, pero se implica de tal modo que termina siendo considerado cómplice del asesinato. Huyendo de la justicia, deberá encontrar al verdadero asesino antes de que Mohammed sea ejecutado. La resolución del caso será determinante para que aparezca el Maestro, nuestro detective consultor favorito.

Shane Peacock nos trae una novela de misterio, que recrea perfectamente el Londres victoriano en todos sus ambientes, niebla incluida. Aparte de las evidentes referencias a Conan Doyle, tenemos otras referidas a Dickens (el filántropo Andrew Conan Doyle, la pandilla de bribones adolescentes) o a Poe (el sabio mendigo Dupin o los cuervos que guían a  Sherlock en su aventura).

No hay comentarios:

Publicar un comentario