domingo, 6 de junio de 2021

ESCANCIA, MUCHACHA

 


¿Para qué me instruyes en las reglas de la retórica?

Al fin y al cabo, ¿para qué tantos discursos

que en nada me aprovechan?

 

Será mejor que enseñes a saborear

el néctar de Dionisio

y a hacer que la más bella de las diosas

aún me haga digno de sus encantos.

 

La nieve ha hecho en mi cabeza su corona;

muchacha, escancia agua y vino que el alma me adormezcan

pues el tiempo que me queda por vivir

es breve, demasiado breve.

 

Pronto me habrás de enterrar

y los muertos no beben, no aman, no desean.

Anacreonte

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