miércoles, 18 de octubre de 2017

FERNANDO ARAMBURU, PREMIO NACIONAL DE NARRATIVA 2017


Fernando Aramburu ha recibido por su novela Patria el Premio Nacional de Narrativa 2017 por "la profundidad psicológica de los personajes, la tensión narrativa y la integración de los puntos de vista, así como por la voluntad de escribir una novela global sobre unos años convulsos en el País vasco".

El día en que ETA anuncia el abandono de las armas, Bittori se dirige al cementerio para contarle a la tumba de su marido el Txato, asesinado por los terroristas, que ha decidido volver a la casa donde vivieron. ¿Podrá convivir con quienes la acosaron antes y después del atentado que trastocó su vida y la de su familia? ¿Podrá saber quién fue el encapuchado que un día lluvioso mató a su marido, cuando volvía de su empresa de transportes?

Por más que llegue a escondidas, la presencia de Bittori alterará la falsa tranquilidad del pueblo, sobre todo de su vecina Miren, amiga íntima en otro tiempo, y madre de Joxe Mari, un terrorista encarcelado y sospechoso de los peores temores de Bittori. ¿Qué pasó entre esas dos mujeres? ¿Qué ha envenenado la vida de sus hijos y sus maridos tan unidos en el pasado?

Con sus desgarros disimulados y sus convicciones inquebrantables, con sus heridas y sus valentías, la historia incandescente de sus vidas antes y después del cráter que fue la muerte del Txato, nos habla de la imposibilidad de olvidar y de la necesidad de perdón en una comunidad rota por el fanatismo político.

El libro pronto nos engancha. Son 125 capítulos, cortos todos, sin seguir una cronología lineal (saltos temporales, cambios de punto de vista…) dedicados cada uno de ellos a un personaje (donde la primera persona se entremezcla con el estilo indirecto libre, y a veces puede dificultar comprender quién habla). La novela es el testimonio de un mundo dividido, representado por esas dos familias, que tiempo atrás fueron amigas: la familia del etarra con delitos de sangre, frente a la familia del empresario muerto por ETA.

                Dos familias, mediante las que contemplamos la realidad de la sociedad vasca. Dos familias, donde mandan las madres, Miren y Bittori, amigas desde la infancia y que los hechos van distanciando y enfrentando; sus maridos también son amigos y compañeros, lo mismo ocurre con los hijos, hasta que los acontecimientos se desencadenan. Bittori una mujer dura, que sólo busca que el asesino de su marido le pida perdón. Miren, una apasionada defensora de Euskal Herria. Los hijos: Xavier, el médico; Nerea; Gorka, un escritor homosexual; Joxe Mari, un terrorista encarcelado; Arantxa, que la encontramos inválida...

                El propio autor, cerca del final del libro, nos da la razones que le motivaron a escribir esta novela

Hay libros que van creciendo dentro de uno a lo largo de los años en espera de la ocasión oportuna de ser escritos. El mío, del que he venido a hablarles hoy a ustedes, es uno de ellos. (...)
Y este proyecto de componer, por medio de la ficción literaria, un testimonio de las atrocidades cometidas por la banda terrorista surge en mi caso de una doble motivación. Por un lado, la empatía que les profeso a las víctimas del terrorismo. Por otro, el rechazo sin paliativos que me suscitan la violencia y cualesquiera agresiones dirigidas contra el Estado de Derecho. (...)
Escribí, pues, en contra del sufrimiento inferido por unos hombres a otros, procurando mostrar en qué consiste dicho sufrimiento y, por descontado, quién lo genera y qué consecuencias físicas y psíquicas acarrea a las víctimas supervivientes. (...)
Asimismo escribí en contra del crimen perpetrado con excusa política, en nombre de una patria donde un puñado de gente armada, con el vergonzoso apoyo de un sector de la sociedad, decide quién pertenece a dicha patria y quién debe abandonarla o desaparecer. Escribí sin odio contra el lenguaje del odio y contra la desmemoria y el olvido tramado por quienes tratan de inventarse una historia al servicio de su proyecto y sus convicciones totalitarias. (...)
Pero también escribí, desde el estímulo por ofrecer algo positivo a mis semejantes, a favor de la literatura y el arte, por tanto a favor de lo bueno y noble que alberga el ser humano. Y a favor de la dignidad de las víctimas de ETA en su individual humanidad, no como meros números de una estadística donde se pierden el nombre de cada una de ellas, sus rostros concretos y sus señas intransferibles de identidad. (...)
Procuré evitar los dos peligros que considero más graves en este tipo de literatura: los tonos patéticos, sentimentales, por un lado; por otro, la tentación de detener el relato para tomar de forma explícita postura política. Para eso están, a mi juicio, las entrevistas, los artículos de periódico y los foros como este. (...)
Quise responder a preguntas concretas. ¿Cómo se vive íntimamente la desgracia de haber perdido a un padre, a un esposo, a un hermano en un atentado? ¿Cómo afrontan la vida, tras un crimen de ETA, la viuda, el huérfano, el mutilado? (...)

PREMIO DE LA CRÍTICA 2016     
PREMIO NACIONAL DE NARRATIVA  2017

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