viernes, 22 de octubre de 2021

TODOS SOMOS VILLANOS

 

El día que Oliver Marks termina su condena, Colborne, el detective que lo llevó a la cárcel está esperándolo a la salida pues quiere saber la verdad, y Oliver finalmente está listo para contársela.

Una década atrás: en 1997, Oliver es uno de los siete actores-estudiantes del último curso en el Conservatorio Clásico Dellecher, un lugar donde rige la cruda ambición y la competencia feroz. Oliver y sus amigos, los siete supervivientes del último curso, siempre rodeados de libros y palabras y poesía, todas las intensas pasiones del mundo contenidas en cuero y papel vitela. llevan cuatro años inmersos en Shakespeare, interpretando los mismos papeles arriba y abajo del escenario: el héroe, el villano, el tirano, la seductora, la ingenua, los extras. Viven tan inmersos en ese mundo, que muchas veces al hablar entre ellos recitan los versos del bardo.

Pero en su cuarto y último año, las rivalidades amistosas se vuelven desagradables, y en la noche de estreno, la violencia real invade el mundo de fantasía de los estudiantes. Por la mañana, los chicos de cuarto año deben enfrentar su propia tragedia y su desafío actoral más difícil: convencerse unos a otros y a la policía de que son inocentes.

                M. L. Rio nos va a sumergir en la vida de seis jóvenes, en sus sueños, ambiciones, deseos, envidias, celos, etc…, sumergidos siempre en sus roles: Oliver, nuestro protagonista y narrador, el compañero leal, que considera a sus compañeros como su verdadera familia; James, el héroe, pero un héroe cansado que aspira a otros papeles; Alexander, el villano, el suministrador oficial de drogas; Meredith, la seductora pelirroja que lleva a todos de calle; Wren, que es la ingenua; Filippa, la amiga leal, acostumbrada a travestirse porque los buenos papeles femeninos escasean en  Shakespeare. A ellos hay que sumarles Richard, el tirano, o cualquier otro personaje con el que se necesitara impresionar o asustar al público, que será el muerto, pues muchos le odian por su ego y su temperamento.

                Ellos nos representarán varias de las obras de Shakespeare, con algunos montajes espectaculares: Romeo y Julieta, en medio de un baile de máscaras; Macbeth, en esa representación nocturna a la orilla de un río; Julio César; El rey Lear. Nos iremos metiendo de tal modo en sus vidas que no nos va a extrañar nada esa confesión que Oliver le hará a Colborne, que para ellos subir a un escenario es una adicción, que no se sienten vivos hasta que no representan su papel.

                Leed la novela; vale la pena.  

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