viernes, 27 de agosto de 2021

BRISA MARINA

 

 

¡La carne es triste! Y leí todos los libros.

¡Huir! Huir allá. Siento a los pájaros ebrios

De vagar entre espuma ignota y cielos. Nada,

ni los antiguos jardines reflejados por los ojos,

retendrá a este corazón fraguado en mar.

¡Oh noches!, ni la claridad desierta de mi lámpara

sobre el papel vacío que la blancura defiende,

ni la joven que amamanta a su hijo.

¡Yo partiré! Vapor que balanceas tu arboladura,

¡Leva el ancla hacia tierras exóticas!

 

Mi hastío, desolado por esperanzas crueles,

todavía cree en el supremo adiós de los pañuelos.

Y puede ser que los mástiles, que invitan a la tormenta,

sean de los que un viento sobre el naufragio

inclina, perdidos, sin mástiles, sin mástiles ni fértiles islotes…

Pero oye, corazón: ¡el canto de los marineros!

Stéphane Mallarmé

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